El olvido que cura
El olvido que cura
Sofía Arias Ivison
La memoria es una herramienta que nos da identidad, ya que todas las cosas que hemos vivido, experimentado, tocado, escuchado, visto y conocido es lo que nos hace únicos, es lo que nos hace las personas que somos hoy en día. Sin embargo, existen ciertas cosas que nos gustaría olvidar, ya sea porque es demasiado traumático y doloroso recordarlo, o porque odiamos que una parte tan desgarradora de nuestras vidas es parte de lo que somos. Este es el caso de Vera Khon, la protagonista del documental “Y en el centro de la tierra había fuego”.
Vera, quien vivía en la República Checa bajo el yugo del régimen nazi, escapó a Ecuador para rehacer su vida y posiblemente escapar la muerte o el encarcelamiento. Tuvo que dejar atrás a su familia, su idioma, su casa, su vida entera. Vivió una serie de eventos traumáticos que la han perseguido toda su vida, tiene que vivir con culpa, rencor, resentimiento, y con el vivo recuerdo del dolor y del sufrimiento que sintió. Durante el documental, podemos notar que Vera cambia de expresión e incluso de tono cuando habla alemán y cuando habla español, se puede observar casi un cambio de personalidad, pues cuando habla alemán su expresión se vuelve mucho más seria y solemne, mientras que cuando habla español es más alegre.
No obstante, nosotros los individuos no somos los únicos que tenemos que lidiar con nuestros traumas y pasamos años intenando olvidar el pasado, sino que también es un fenómeno de las sociedades. Los países y las sociedades también experimentan eventos desgarradores que dejan traumas colectivos, y es muy difícil para una comunidad entera superar estos eventos. Muchas veces el olvido es la salida más fácil para sanar, pues conservar la memoria de los horrores es demasiado doloroso. Algunos ejemplos de traumas que han perseguido a las sociedades son la peste negra en Europa, la Santa Inquisición, la esclavitud de negros, el holocausto, etc. Son una serie de eventos que provocaron muerte, miseria, dolor y sufrimiento. Sin embargo, es mucho más difícil para las sociedades y comunidades intentar olvidar algo, pues fue algo tan masivo que es casi imposible borrarlo de la memoria de la gente que sufrió. Además, qué tan ético es intentar olvidar acontecimientos que responsabilizan a un grupo de agresión, segregación, genocidio, etc. ¿Cómo se puede curar un trauma tan severo sin la magia de olvidarlo?
En Alemania, después de los crimenes viles que se comentieron en el holocausto, ahora existe un ambiente muy pesado alrededor del tema, no me cabe duda que hace no mucho tiempo fue un tema tabú. Alemania es un buen ejemplo de un país que tuvo que superar muchos traumas, pues no solamente tienen que superar los horrores de la segunda guerra mundial, sino que también fueron víctimas poco después del régimen soviético. Conservan parte del muro de Berlín no solamente como recordatorio de lo que sucedió, sino que también como un símbolo del triunfo de libertad. Hoy en día el recordatorio sobre el holocausto es una serie de “tumbas” que simbolizan las muertes judías en el centro de Berlín, es un monumento austero y solemne, que si bien pretende conservar la memoria de quienes perdieron su vida, a mi me parece que igualmente es un intento de poder dejar lo pasado en el pasado.
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