"María Antonieta: La reina adolescente" ¿Una película histórica?
Por Santiago López Beltrán
El gran problema que existe en la relación que se establece entre el Cine y la Historia es que, para la industria cinematográfica, lo más importante son las ganancias y no el rigor histórico. Esta realidad ha causado que, en ciertas ocasiones, las y los directores tiendan a tomarse ciertas libertades para “jugar con la historia” y así intentar que la trama sea más entretenida y vendible para la audiencia. En ese sentido, María Antonieta: La reina adolescente es una película que cae en esa descripción.
María Antonieta es, sin lugar a duda, uno de los personajes históricos más populares entre la población, principalmente entre los jóvenes. Esto debido a que, si lo pensamos con detenimiento, en nuestro tiempo, ella sería toda una celebridad o una influencer con números estratosféricos en todas las redes sociales. A su séquito de fans les impondría qué vestir, qué comer, cómo peinarse y cómo decorar sus hogares; sería la consentida de las marcas de lujo y ella en sí representaría un estilo de vida al que muchos aspirarían.
Lo malo, lo feo y lo peor:
La película es mala, en el sentido en el que no logra ser ni histórica ni juvenil, sino que se convierte en una extraña mescolanza de ambas, sin embargo, no logra cuajar en algo más sustancial. Los vestuarios, la escenografía y el lenguaje no están ni cerca de ser “históricamente correctos”. Además, todo el lujo que se observa a lo largo de la trama solamente le causa asco e incomodidad al espectador, pero es un asco producido por el exceso presentado en pantalla y no por las acciones en sí, lo que hubiera sido más enriquecedor para la audiencia.
Personalmente, creo que la idea base de Sofia Coppola en el momento de configurar este filme fue la de dirigirse, desde el trailer, específicamente a la audiencia de los jóvenes y motivarlos a hacer filas interminables en los cines de todo el mundo. Sin embargo, en opinión de este espectador, es una película atractiva, pero también larga, monótona y vacía. De manera general, la película nos retrata la aburrida vida que María Antonieta está obligada a “padecer” en Versalles, hasta que estalla la revolución, y eso es todo; no se incluye ningún otro tema esencial.
Otro aspecto negativo al que tiende la película es a la extrema romantización de la historia y sus espacios. En la película se nos presenta al Palacio de Versalles como un espacio idílico, pulcro, exuberante y elegante; sin embargo, las investigaciones históricas plantean todo lo contrario, ya que se decía que las ropas eran tan difíciles de quitar, que todos los miembros de la corte hacían del baño cuando quisieran y en donde quisieran, por lo que todo el suelo estaba lleno de excremento y el ambiente tenía un hedor insoportable.
A pesar de las cosas negativas que ya he expresado sobre la película, Sofia Coppola logró hacer algo muy bien: humanizar al personaje. A lo largo de la trama no podemos evitar sentir tristeza por las diversas situaciones a las que María Antonieta se tiene que enfrentar. Empezando por el hecho de que cuando llegó a Francia para casarse con el duque de Berry no era más que una pequeña de 14 años. Además, fue obligada a desprenderse de todo: su país (Austria), su familia, sus ropas, su idioma e, inclusive, su querido perrito “Mops”. Después, tuvo que adoptar todas las costumbres y elementos de la corte francesa.
Otro aspecto que la directora logra materializar muy bien es el tema de la maternidad en sus dos extremos: la ausente y la presente. María Antonieta y su madre –María Teresa– no tenían la mejor relación y, de hecho, la infancia de la primera estuvo dominada por la ausencia de su madre quien, desde muy pequeña, les cedió su educación y su cuidado a dos expertos; además, ya como reina de Francia, su mamá nunca demostró interés en cómo se sentía ella, únicamente la hacía ver sus errores. Por otro lado, vemos en María Antonieta a una mujer que se esfuerza por ser una buena madre y por estar presente en todas las etapas del desarrollo de sus hijos.
En resumen, me atrevo a decir que esta película es atractiva visualmente y que le da muchos guiños a la cultura pop al recuperar escenas icónicas de otras películas, como Chicas Pesadas. Sin embargo, no se puede hablar de ella como una película histórica, ya que la directora se tomó muchas libertades a la hora de configurar la esencia del filme. No obstante, eso no significa que la película no sea entretenida y pueda llegar a gustar a una audiencia específica.
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