La virtud de las pasiones en el Decamerón
Roberto Madero
La obra
fílmica del Decamerón por el director Pier Paolo Pasolini, es una cinta
que puede generar controversias morales por la forma en que representa en la
pantalla las pasiones carnales que todos llegamos a ver o realizar, sin embargo,
esta idea tan revolucionaria para muchos puede llegar a generar incomodidad por
la costumbre del espectador al no poder ver estas escenas por la censura del
orden moral. Las razones inciertas del por qué Pasolini decide en su trabajo
mostrarnos estas escenas puede generar diversos debates morales, ciertamente la
cinta del Decamerón nos deja como espectadores pensamientos emergentes, cumpliendo
así una de las labores del director.
El
Decamerón nos muestra explícitamente imágenes que, en muchas de las conciencias
colectivas generan cierta incomodidad, no obstante, tal incomodad suele ser
cuándo el espectador visualiza las escenas en lugares públicos, situación que
conlleva a ver la cinta de Pasolini en privado. Las razones del por qué optamos
por hacer esto en privado son diversas, pero la razón de Pasolini se cumple
pues él simplemente nos muestra lo que todo el mundo conoce pero que le cuesta
trabajo aceptar, las pasiones son en todo su esplendor algo prohibido y
Pasolini las representa para hacer una crítica de los tiempos de aquello que
nadie quiere abordar, pero si disfruta ver.
La
cinta es en todas sus expresiones, una crítica a las sociedades que consideramos
puritanas, en donde se traduce al puritanismo ante los ojos y a la perversión
oculta en todo momento. Esta labor de mostrarnos las pasiones carnales incomoda
en el campo de la moral al olvidar que el hombre no es solo un ser racional,
sino que, también es pasional y sensitivo, pero cuando siempre queremos que prevalezca
la razón olvidamos la otra parte solo para la intimidad, por ello Pasolini es
quien nos muestra lo que ya sabemos pero no nos gusta ver y disfrutar
plenamente.
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